Datos que cuentan historias
Ahora eres responsable de producto en Bdeo. Si tuvieras que explicar una semana de trabajo como CPO en un minuto, ¿cómo lo harías?
Uf, complicado. Pero lo intentamos. Creo que un buen CPO debe tener dos capacidades principales: la de hacer zoom-out y definir el roadmap y la estrategia a largo plazo del producto y capacidad de hacer zoom-in y meterse a ratos en el día a día para ser un «desatascador». Por no darte la chapa mucho, te dejo este post que escribí hace poquito de cómo entiendo yo el rol de CPO.
¿Y para todo eso, sirven los datos?
Me gusta pensar que los datos sirven fundamentalmente para dos cosas: primero, para tomar decisiones mejor fundamentadas: defender por qué vas a priorizar la funcionalidad A por encima de la B otra porque traerá más ingresos recurrentes mensuales , porque vas a deprecar la funcionalidad N porque nadie la ha usado, o porque vas a expandir tu propuesta de valor en el vertical Z porque es el que más revenue trae al negocio.
Segundo, las métricas de uso de tu producto o servicio por tipo de perfil de cliente cuentan la historia de a qué tipo de gente enamora tu producto.
Las métricas de stickiness hablan de quién es tu público más fiel o el que más necesita aquello que ofreces. Las métricas de penetración de cada funcionalidad cuentan la historia de qué partes de tu propuesta de valor son las que realmente interesan y te traen negocio, vs. aquellas otras que son una mera commoditie...
¿Trabajar con datos te ha salvado alguna vez (que se pueda contar)?
Creo que pensar en que los datos «te salvan» de situaciones es un error. Quienes piensan en los datos como algo que te sirven para justificar estrategias, suelen ser quienes caen en la tentación de cocinar los números para que cuenten una historia a su favor.
Los datos deben estar en tu ADN, formar parte de tu día a día… y a veces te contarán historias de cosas con las que has acertado… Pero en otras ocasiones te contarán historias de iniciativas en las que has fracasado estrepitosamente. Lo que está claro es que te salvan de tomar decisiones a ciegas.
Ahora que tomas el relevo en el Taller de Data Driven Design, un taller que lleva en marcha cinco años, ¿por qué crees que sigue siendo vigente?
Es un reto tremendo coger el relevo de alguien como Elena Pavón. Sin duda, Elena es uno de mis referentes en producto y da un poco de vértigo. Creo que un taller donde se enseñe a la gente a desarrollar la mentalidad adecuada para pensar en datos es muy necesario.
Hay muchos talleres donde se enseñan directamente herramientas de visualización de datos pero, tal como yo lo veo, de nada sirve saber pintar datos si no sabes formular las preguntas, definir qué datos necesitas pintar, para qué te van a servir o cómo y con qué objetivo te vas a apoyar en ellos.
Para mi una mentalidad Data Driven para diseñadores o personas relacionadas con el producto no debe empezar por la herramienta ni por la táctica, debe empezar por la estrategia, por desarrollar la capacidad de saber qué preguntas hacer, qué cosas medir y con qué objetivos.
Sin una estrategia, un propósito y un objetivo, un dato no te dice nada, no cuenta ninguna historia y no se convierte en nada accionable.